Así como la cuarentena tiene como objetivo salvar vidas, tras ella, la meta deberá ser preservar fuentes de trabajo y compañías viables, lo que requerirá la implementación de una suerte de “hospital de empresas”, que articule el apoyo público-privado y haga posible la recuperación de la mayor cantidad de firmas, según el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano. “La pandemia del COVID 19 y su consecuencia -la cuarentena- implicaron una fuerte caída en el nivel de la actividad económica y el empleo. También provocaron un significativo deterioro en los indicadores sociales, en particular un incremento en la pobreza y la indigencia. En consecuencia, cuando llegue el fin de la cuarentena y, a medida que vayan quedando atrás las restricciones imperantes, deberá encararse la reconstrucción del aparato productivo y la reversión de una caída en el PBI que, para este año, se estima en torno al 10%, adoptando como hipótesis que el tema de la deuda externa habrá sido resuelto de una manera u otra para ese entonces”, sostiene al respecto Víctor Beker, director del CENE. “El sector agropecuario resultó el menos afectado por la pandemia. Es el que está llamado a proveer la mayor parte de las divisas que se requerirán tanto para pagar las importaciones que deban efectuarse como la deuda. Si se suman las exportaciones de productos primarios más las manufacturas agropecuarias, representaron en 2019 el 64% del total. Preservar y acrecentar esas exportaciones debería ser la primera prioridad”, indica el economista.